¿Recuerdas cuando el lazo era jóven?
Esa fortaleza
se mostraba
indefensa,
pero invulnerable
cuando te miraba
en perpetuo estado
de midriasis.
Y tú me llamabas chiquillo.
Descubrimos el secerto
pronto,
demasiado pronto.
La cara oculta de subir tan alto.
Tú le lloraste a la luna,
yo apagué el sol
de mis días
rumbo a una enternidad
en la que entré de lleno.
Una que ocupa
el espacio
y el tiempo
de una duermevela sempiterna.
Ahora llevo
dos puntas
de alfiler en la mirada
y el color más frío
congelando
la pintura
oculta
tras la venda.
Tú velabas mis sueños,
esperando
el momento
en que tus párpados cerrados
se dejaran llevar por oniria.
La situación,
con mi cabeza,
se volvió del revés hacia el final,
y me he quedado con los pies en el aire.
Cazado por el recuerdo de un paraíso perdido.
miércoles, 19 de septiembre de 2018
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