miércoles, 16 de abril de 2014

Miedo

Tenemos miedo, y quien lo niegue es un insensato, un iluso o un temerario cuyo final no será recordado por sus hazañas sino por su final trágico. Tenemos miedo al cambio, a lo desconocido, por mucho que vaya a beneficiarnos.
Los refranes han hecho mucho daño.
Tenemos miedo, a herir y a que nos hagan daño, a sangrar sin pañuelos con los que secarnos, sin tiritas con las que taparnos. A matar sin una salida por la que escaparnos o una iglesia donde confesarnos.
Tenemos miedo, es estúpido negarlo, ¿no crees? Tenemos miedo de enfrentarnos de cara a las consecuencias y a veces a las causas de nuestros actos.
Lo tenemos de no poder realizarnos como personas, qué estupidez.
Tenemos miedos de volver a ser los animales que domesticamos, de sacar las garras, los colmillos y de volver a liberarnos.
Son nuestros miedos e inquietudes las que nos han hecho esclavos.
Tenemos miedo a saber, a conocer y descubrir más allá del bien y del mal, de esas ilusiones de moral. Peor es el miedo a desconocer, a ignorar, por mucho que ignorar dé la felicidad.
Unos más que otros, vivimos aterrados, temblamos, sollozamos, lloramos, nos jodemos, nos levantamos y seguimos caminando.
Tenemos miedo a la gente preocupados de imágenes y complejos que despierten comentarios y burlas que no deben hacernos daño.
El infierno son los otros.
Nos acobardamos mirándonos a los ojos, origen del fobias, terrores y demonios. Tememos perdernos en los pozos negros que muchos tienen por ojos.
Tenemos miedo a morir con cada esquina que rodeamos o con cada calle que cruzamos. Vivimos obsesionados.
"Los cobardes son los que se esconden bajo las normas" dijo Sartre.
Tenemos miedo, pero lo camuflamos emborrachandonos.
Whisky y cerveza la sangre de cobardes.

Y yo, con más miedo que Kafka de perderte, ya me he dejado llevar por mis miedos.
Si, soy un cobarde.

Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...