domingo, 28 de junio de 2015

Trozos de nada

SOCIEDAD, ERES UNA RAZA LOCA - VOL.II

''Siempre se repite la misma historia:
cada individuo no piensa más que en sí mismo.''
Sófocles

Con cada trago pierdo más la fe en la humanidad. No es obsesión por ver lo gris de las cosas, es que el color se ha difuminado demasiado deprisa. No me quejo de un número cuando hablo de mi edad, sino de lo lento que resulta el paso del tiempo. No me quejo de mi vida en particular, sino de la existencia del género humano en general.

Nuestra sociedad está estructurada de tal forma que sus cimientos se asientan sobre vínculos de codependencia mutua donde todos salimos salpicados de todo. Nada pasa y se va, no existe la impasibilidad, tan sólo lo hace en apariencia. 

Una apariencia dañina y pútrida, un aire que ahora, un oasis de guerra, un desierto de nada. Una nada circular y monótona, la tormenta de mierda perfecta. Una eternidad con un tiempo plano. Una muerte de resurrección, que para nada es una suerte. Una promesa incumplida, una lágrima seca. un grito sordo, un amor eterno. 

Vivimos y nos rodeamos de mentiras para llegar al final del día. Autoengaños, para protegernos de nosotros mismos. Somos débiles, somos únicos y perfectos, somos libres, somos sinceros, somos sabios y no pedantes, somos ilustres sin ser ignorantes. Somos, somos somos y somos y nos obsesionamos con no dejar de ser ni tras la muerte.

Para mí el amor es como creer en Dios, cuestión de fe, de certeza de que las cosas serán diferentes. Podría decirse que no creo en aquello que no existe, punto.

Nos pasamos toda la vida diciéndonos los unos a los otros lo que está bien y lo que no, lo que se puede hacer y lo que no se puede. Queremos vivir en la historia, ser estrellas, pero siguiendo la metáfora de los astros somos más bien como una supernova. Siento que estamos tan cerca de explotar..

Qué gracia, mi estado no va a mejor, no hay luz, no hay esperanza, solo oscuridad, sombra, dolor. No hay llanto, yo no puedo llorar. No hay perdón, sólo amnesia mezclada con la capacidad para no sentir culpa. Creo que eso os permite que lo paséis tan bien, ¿no?

Tengo la sensación de incluirte a veces en todo lo que odio y en todo de lo que quiero huir, y entonces estoy solo. No me da miedo, pero necesito que lo entiendas, te incluyo cuando difumino tu definición, cuando se desvanece todo lo que te compone y te quedas como una mujer de la misma raza que todos. Cuando no tienes un significado o sentido, te vas, te escapas de entre mis dedos. Ahora siento que de alguna manera, estás aquí conmigo.

Sé que me pregunto demasiado acerca de nosotros como grupo, o cómo especie y muy poco acerca de mí mismo. Creo que me conozco, sé quién soy. Si me preguntas cómo te saludaría, te daría la mano, te diría que sí, tengo un nombre, pero que no importa, y en anonimato me iría antes de que nos hiciéramos daño. 

Nombres, son sangre en palabras y polvo en significado. Son verdades a modo de disfraces de nuestros crímenes. Así es, todos somos culpables, todos nos queremos confesar. Todos buscamos lo mismo. 

¿Una caricia?
¿Un beso?
¿Un abrazo?
¿Un te quiero? 
¿Una verdad?

No, todos queremos

CATARSIS.

domingo, 14 de junio de 2015

Epifanía



Un día te levantas,
calmado,
estoico,
flemático,
y sólo piensas en que pierdes el tiempo.

Sólo piensas, ni respiras.

Te paras y miras,
a tu alrededor,
y al tuyo,
y al tuyo también,
y gritas basta.

Gritas sin voz ni llanto,
gritas sin aliento.

Qué poco pensamos en los otros
y demasiado en nosotros mismos.
Y joder, qué triste,
joder,
qué pena.

Pero bueno, 
y malo también,
recoges tus ideas,
siembras ego,
y la cosecha es una sentencia.

Ese mismo día,
das un portazo emocional,
o tiras la primera piedra,
y enseñas la mano,
dedo corazón levantado
y piensas:

''Ojalá me leyeras los labios, para poder decirte
alto y claro,
que te jodan.''

martes, 9 de junio de 2015

Sin fecha

Recuerdo que en una ocasión
un día cualquiera
a una hora no menos incierta
estaba sentado en ninguna parte
cuando me crucé contigo.

                                                                            Contigo, pero sin mí, como siempre.

Entraste rompiendo moldes
                                            y esquemas
con tu propia melodía
y un sabor envolvente.

                                                                             Envolventes, así deben ser tus piernas.

Te pediste una copa
mientras yo veía todos los vasos medio vacíos,
brindaste por ti misma
yo mientras, contemplaba el fondo vacío de la mía.

                                                                             Mía, así querría que fueras.

Cruzaste miradas con un chico cualquiera
mientras,
como si desplegaras tus alas,
abrías tus piernas.

                                                                             Creo que no llevabas bragas.

Te fuiste al baño y me miraste,
yo me pudría los pulmones entre tanto,
pedía una copa para ti
una copa para que te tomaras conmigo.

                                                                             Conmigo, conmigo no te fuiste, ni brindaste.

Al final te fuiste con el otro chico,
ese que ahora recuerdo sin rostro,
sin verdad,
sin sonrisa y sin palabra,
ese al que recuerdo
sin amor.

                                                                             Sin amor, que es de lo que se trata.

Hasta otra ocasión incierta
pensaba mientras me acababa tu copa
y te veía beber la tuya,
solo pensé una cosa que decirte.


Salud.

             





Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...