jueves, 24 de julio de 2014

18/11/2023

Acabado el trabajo la rutina era siempre la misma. Pagas tus cervezas y ese ente suprasensible que a veces es llamado de ánimo te permite consumir. La mecánica es sencilla, seleccionas, miras el precio y si dispones de capital pagas y premio, es tuyo. Acabas de adquirir una propiedad privada, pero no sólo eso. Es curioso, dicen que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos pero a veces ni sabemos lo que cogemos. No somos conscientes de que acabamos de comprar un producto que antes de serlo era fuerza de trabajo, era potencia; has comprado a algún trabajador que se ha vendido al mejor postor como si de una subasta se tratase. A la de una, a la de dos, y a la de tres, trabajador adjudicado al empresario tiburón de las finanzas. Nos esclavizamos, ¡hemos llegado a vender lo único que tenemos! Todo lo que somos, nuestro trabajo. Tenemos en la cabeza la estúpida idea de que hay que trabajar para ganarse el pan y la vivienda, cuando ambos constituyen un derecho fundamental. Lo que hace la educación.
Pero bueno, a lo que iba, enciendo un cigarro, calada larga, y a seguir caminando. De camino a ''casa'' es bueno darse el lujo de sentir asfalto en tus pulmones, muerte en tu lengua y ceniza en tus zapatos. Llegas a tu destino, y el panorama sigue siendo el mismo, la ropa sucia en el suelo, un par de platos en el fregadero, tu gato ausente, para variar, durmiendo. Quién pudiera ser gato. Enciendes el televisor, ese que llaman la caja tonta cuando lo único que hace es probar quién es el tonto al encenderla. Cinco programas del corazón, Cuatro comedias amorosas, Tres 'serie B', Dos películas de vaqueros, o de western como quien dice y Un documental.
¿Por qué nos empeñamos en hacer de algo tan valioso y tan útil semejante desperdicio?
¿Por qué como medio de manipulación y no de comunicación?
Al final tenemos lo que queremos, nuestra ropa de marca y nuestra televisión de quinientos canales.
Somos irrisorios, nos perdemos con tanta banalidad, somos estrellas fugaces. A veces me dan ganas de vomitar, no hay curiosidad ni inquietud en el mundo, vivimos apegados a un calendario donde pasamos cinco días en stand by, vivimos un día y al siguiente descansamos, y vuelta a empezar, ciclo, de sábado en sábado es, ¿no? Disculpad mi ignorancia, es que no me entero.
Somos caducos, materia orgánica en descomposición, envoltorios vacíos ajenos a todo, salvo a nosotros mismos. Egoístas, avariciosos imperecederos, codiciosos, burlones, productos, marcas, esclavos, estúpidos.
Esta mañana he visto demasiado veneno en los ojos de demasiadas personas como para seguir mirando, gente que da, sí, exacto, esos cabrones hipersensibles que dan sin compromiso, sin pedir permiso y sin pedir perdón, te lo dan todo sin pedir nada a cambio, todo sea por una sonrisa.
¿Para qué? Para recibir, pero de otra manera.
''Toda acción tiene una reacción igual y de sentido contrario'', sé que me repito, pero perdamos un minuto de nuestras maravillosas vidas en analizar la frase. Somos consecuencia, somos causalidad, somos efectos, somos el resultado de lo que hacen con nosotros, y no es el karma, no es hacer el bien para que te hagan el bien, no no, cuidado, somos el resultado de una operación que ni llegamos a comprender.
En resumen, ha sido un día más, ha hecho frío, ha llovido y he llegado a casa y me he enfrascado en un libro y en mis cervezas.
Un día más.
Un día menos.

sábado, 19 de julio de 2014

Autobiografía

Nunca he tenido capacidad, ni fuerza de voluntad para salir adelante de los problemas. Me ahogo en un vaso de agua que siempre está medio vacío. Soy realista, aunque en términos filosóficos soy tachado de pesimista. Estoy en eterno conflicto conmigo mismo, entre las pérdidas y las cosas que no he conseguido, entre las decepciones y las esperanzas difuminadas con el paso del tiempo.

Soy ciudadano de un lugar llamado mundo, como dice ese anuncio. Uno más de miles. Nada me diferencia, nada me desmarca, nada me salva. Soy el grano de arena que ni hace granero, ni ayuda al compañero. Como ya dije soy realista, y no creo en la individualidad, nuestra autoconciencia ha sido la mayor mentira. Fraguamos batalla por realizarnos y a través de lo sensitivo y de lo intelectivo buscar nuestro yo.

Cuando en realidad nadie es nadie.

Me emborracho algunos jueves a partir del mediodía y nadie puede cortarme eso, es mi día libre y así quiero pasarlo, que se pase ya, que estoy cansado.

No duermo, me paso las noches soñando, a sabiendas de qué es real y qué no. Las visiones decrecen junto con la impureza de mi corazón, las alucinaciones las anoto en mi diario de desvaríos que tiene más borrones que sentimientos.
''¡Es horrible todo eso que dices!''

Ahora que he recuperado mi naturaleza difícilmente voy a parar.

martes, 15 de julio de 2014

No lo será

Ya está,
se acabó
              se acabó.

Al final la fortuna
el azar
o un orden superior te lo quita
                                                y no te lo devuelve
al final no depende de ti el estar dentro
                                                             o quedarte fuera.

Ya no hay más,
ya no hay más
                       y nunca lo habrá.

La insignificancia de los detalles ha movido montañas.
El minimalismo de los paradigmas ha dictado sentencia.
El crepúsculo de los ideales ha llegado.
El ocaso de los valores ha matado al amor.

Ahora qué,
ahora qué
                 cuál es la meta
arrastrarse nunca ha sido una opción
ni lo será.

Querer es quererse menos a uno mismo
para querer al otro.

Pero cómo puedo crecer
        cómo puedo ser mayor.

Gritarle al reloj que corra más no es la solución.

Y nunca lo será.

viernes, 11 de julio de 2014

Mensaje del sistema

No lo intentes.
                                    No busques ser diferente.
No escapes a las mayorías.
                                    Ni se te ocurra ni querer ni tener
un objetivo, ni una meta.

No pienses ni contemples tu individualidad.
                                     No eres una gota de agua en el desierto.
No eres la oveja descarriada.
     

                               Eres un peón en el tablero.
El engranaje insignificante de  la maquinaria.
Eres valor de cambio.

No tengas la osadía de pensar
                                               y mucho menos de hacerlo diferente al resto.
Serías condenado a la indiferencia, al exilio intelectual.


¿Qué haces que no estás viendo el fútbol?
¿A qué te dedicas que no te compras la ropa de marca?
¿Luchar por tus sueños? 
                                      No pierdas el tiempo.

Sal, y pimienta también.
Reza, a poder ser al dios cristiano, que es el más anunciado.
Ama, a alguien del sexo opuesto, será señal de que tienes los genes en su sitio.
Folla mucho, después del matrimonio y para condenar a tus hijos a la precariedad.

Te doy la libertad bajo vigilancia permanente,
                                           a cambio hipotécate la vida.

Enhorabuena,
eres un afortunado,
                               nos has hecho ganar el juego.

Tu premio es toda una vida de servidumbre a un fin mayor.


Esta es tu vida,
                        se acaba a cada minuto.
Y no hay nada mejor.

viernes, 4 de julio de 2014

Noche de discoteca

(Suenan altavoces...)

El mundo es la fiesta de la fatiga emocional.
La sociedad del cansancio ya ha llegado.
Somos perezosos, inmorales, prescindibles.
Sentir y ser firme, son cosas que cuestan demasiado.
Los valores ya no son más que monedas de cambio.

(La gente baila...)

Los flashes en el salón de baile ciegan ojos.
Las televisiones y sus programas oprimen mentes a distancia.
Los periódicos ya no se entienden.
Las responsabilidades son oásis y espejismos al lado del dinero.
¡El capital ha cambiado el paradigma!
A los políticos no preguntes,
                                              la triste mayoría ya se desentiende.

(La gente bebe...)

Corre alcohol por la barra y por vena.
Flotas, cuando en realidad no paras de caer.
Tu mente te parece un lugar genial del que escaparse.
Se rompe una botella en cabeza ajena.
¡Viva el vicio!
Todo sea por los días de fiesta.

(De repente, alguien vomita...)

El pistoletazo de salida ha sido a quemarropa.
Y al estómago.
Todo se vuelve insoportable.
El hedor, el sudor y los cuerpos moviéndose.
Todo resulta repugnante.
Y vomitas tú también.

(Es hora de irse..)

Una más, que seguro que ponen ésa tan buena.
La última, que aquí nos pudren el estómago a buen precio.
Nos quedamos un poco, que hay ambiente.
No seas soso, aguafiestas.
                                        Que no, que me voy.

(Recoges, chaqueta y una noche más.)

El paseo de la vergüenza no es para modelos.
Tu look es de ayer, atemporal.
El olor a decadencia no se va con suavizante.
La falta de conciencia tiene el peor castigo de todos, la autocondena.

Y tú,
en cadena perpetua
acabas una noche más en ningún lugar cualquiera.

Se acabó, suma una más.

Otra noche de discoteca.

Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...