martes, 19 de diciembre de 2017

Mirada felina

Quiero tocar con mis manos a un SER humano cuya realidad ahora sólo puedo constatar a través de las notificaciones recibidas a través de telarañas antisociales.. grito al reloj para que acelere lo suficiente para llevarme a esos momentos de nuevo...

esos momentos de disfrutar del silencio...
esos momentos donde en lugar de hablar se C O N V E R S A
esos momentos donde no se sabe,
                                    pero se intuye,
                                    qué precipitan en mí sus labios cuando me besa,
esos momentos donde me ves, y yo te miro,
                                                  te observo,
                                                  no te descifro.

Pero el reloj ignora, inmutable homicida cruel al que miras con el doble filo de ser referencia y verdugo de tu vida. Al final ese reloj es lo único que constata cuánto tiempo habremos pasado en medio de un incendio formado por el contacto de dos cuerpos. Pienso en esto mientras miro el hueco que tus manos, tus mejillas, tu espalda, tu costado.. tanto hueco que me has dejado en estas frías y temblorosas manos. Joder.

Ahora cierro los ojos y me ves. Lo indescriptible de tu mirada es algo que me hace perder la cuenta de las veces que lo intenté y perdí. Perdí una madrugada donde decidí dejarme llevar por las calles de un diario en el que me tropezaría con la mujer de mirada felina que alcanzó la altura suficiente para caer en picado y encontrarme como ella hace.. como un maldito animal. Desde entonces me puse a temblar y a cada día que pasa el vértigo se apodera de mis sordas manos, que anhelan leer el braile de tu cuerpo hasta enloquecer de lo que me cuentan tus páginas..

A veces faltas como sol que alumbra mis calles cuando el cielo es gris. Entonces anoto en rojo que cada vez tengo más claro que crecer es perder la paciencia, y me ruego que esta vez no quiero morder el anzuelo de pensar que nada va a ocurrir, que todo acabará en un final feliz.. Pero entonces me fortalezco y pienso lo contrario..
Como un ambivalente animal

...O si, morder el anzuelo y romper la caña, libre de que el dolor me pesqué, viviendo con la arrogancia de poder hablar sin miedo, llorar sin credo, reír sin esperanza, hartos de este constante sufrir que por motivos opuestamente idénticos significa para nosotros el vivir. Ahora veo más bondad en gestos ajenos, veo que hay otras formas de enfrentarse a este mundo-infierno. Por tu culpa, tengo que volver aprender a pensar
te alejas de cualquier esquema
tengo que volver a creer, no en algo, sino en alguien.
En ti.
En tu forma de estar-en-el-mundo.

Pero esta noche eterna se ha convertido en una cegadora desidia diurna a la espera de la llama que me haga cenizas de cigarrillos infinitos que reduzcan a polvo mi espíritu y pueda volver a precipitarme en tu piel.

Me infusiono el alma con una frecuencia que no debería ser habitual para verte en mi cuarto y seguir construyendo lo que ningún arquitecto pudo imaginar. Ese proyecto nace de la inconsciencia de los instintos enfrentados en nuestra sala de espera, residencia de esencias alejadas del mundo de la paciencia. O de dejar nuestras mentes a nuestra forma de mirarnos sin que nadie nos entienda.

Tengo una pregunta sobre la construcción.

¿Dónde están los colores y las figuras en el techo?




Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...