miércoles, 16 de marzo de 2016

Rozar sin llegar a tocar

Ya estás aquí, ya casi. 
Te oigo pero no te escucho, te digo palabras pero no consigo hablar, me callo. 
Te miro pero no consigo verte, me gustas pero no consigo saborearte. 
Me ganas pero no llego a sentirme perdido dentro de ti. 
Te busco pero no te encuentro; quiero escapar de este animal dentro de mí del que sigo preso, pero no puedo. 
Mi alma se deshace en un papel y lapicero que escriben renglones desesperados. Sollozo pero no consigo llorar más que arena de un reloj vacío.
Corro huyendo de mí mismo para encontrarte, pero aún no... 
La espera se alarga en noches eternas en las que no te veo dormir, en las que no veo tu pelo en llamas quemándote la espalda...
Ahora que ya casi estás aquí, no sé quién soy...

Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...