jueves, 22 de agosto de 2013

Algo llamado amor

Ese algo, casi regalo, es una de esas cosas que no se pueden decir con palabras, pero que sí que se pueden describir con precisión a base de miradas. Un sentimiento, una emoción, un te quiero muy profundo, puto amor.

En esto del amor, hay silencios que dicen mucho más que una sarta de tonterías, y hay secretos a voces que se gritan hasta quedarse afónico.

Quiero gritarte callando, hasta quedarme afónico.

Hay miradas que atraviesan corazones, hay susurros que abren piernas. Pero, lo que no hay son letras que combinadas, expresen lo que se puede llegar a sentir.

Y en el amor, como en todo, hay reglas, y quizá la máxima en el amor sea algo así ''puedo enseñarte, levantarte conmigo a cada caída, nunca podré hacerte no caer''. Ojo, que para caerse no hace falta rasparse las rodillas, ni partirse la boca. Si algo se aprende es que las peores caídas se sufren en la distancia, por culpa de las palabras, que menudo peligro llevan consigo las palabras.

Si caes desde la distancia, hagamos puentes de abrazos y levantémonos, no perdamos el tiempo, que éste no vuelve.

Y joder, que basta ya de tópicos en esto del amor, que lo que viene, de igual forma no se va.
En el fondo, nunca se va.

Ya toca entender, y aprender, que un abrazo por bandera es la mejor forma de olvidar tanto daño como causa el amor. Que así como crea, destruye, transforma y borra el dejar de querer, te enreda, te hace querer otra vez.

Y en fin, que algo así, ese algo llamado amor, algo que nunca se consume con tantas caladas de desesperanza que se dan, algo que tampoco se calla, con la de amores mudos que hay.

Un amor, no se empieza nunca de cero.


domingo, 4 de agosto de 2013

Nunca

Nunca había pensado en llegar tan lejos caminando de puntillas y con pies de plomo, hasta afilar tus sentimientos, y pintar tus mejores caricias y besos.

Nunca había despertado en el lado bueno de la cama equivocada, con ese hueco vacío para abrazar todos tus miedos. Quizá nunca haya despertado, sin más, por eso de que cada vez es más duro soñar, y también dormir por lo general.

Nunca te había llorado un millón de lágrimas, que sonrientes bajaban por mis mejillas, llegaban a tus pupilas, y encendían tus mejores sonrisas.

Nunca había dicho nunca, porque nunca había tenido motivos, pero nunca, serás parte de mis olvidos.

Nunca he imaginado lo inimaginable mientras no fuera contigo, mis cervezas, una libreta, lápiz y tus caderas.

Nunca había imaginado lo inimaginable sino fuera entre tus piernas.

Nunca había escalado tus cordilleras, acampado bajo tu culo, y levantarme con fuerza, para nunca más perderte.

Pero, ten por seguro.

Nunca olvidaré tus ojos verdes.

Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...