domingo, 19 de agosto de 2018

Un tiempo

Cuando el ocaso
anuncie
el final del verano,
me iré.

La necesidad
de caminar en círculos,
evolucionando por la vida
llevado por las luces
y enmudecido por los ruidos
de este rodeo.

Abandonaré la fortuna
a la estadística,
y mi voz
será invisible a los oídos
en esta era
de carnaval.

Me cubriré de un manto
de tinta,
papel
y letras
en aras de hacer
un pequeño ejercicio
de poesía.

Me iré
hasta que vuelva a sentir
ese aliento,
y esa piel
que congela el tiempo.

Me iré hasta entonces,
                     ¿volveré? No lo sé.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Uninformados

Vertiginosa velocidad
la de la concatenación
de sucesos
que no edifican
las columnas de los periódicos.

La meteorología
no avisa del monzón
de mensajes
cuya caducidad,
únicamente
va más allá de las veinticuatro horas
en alguna reposición
insípida.

La opinión desborda
los límites de la razón
y el cortocircuito
lo sufre quien se encuentre
al otro lado
del televisor.

Si alguna vez la información
fue algo libre
de la verde gangrena
del dinero,
no lo recuerdo,
busco entre ajados libros
y leo tras el polvo,
pero no lo veo,
no lo encuentro.

Ahora leo voces que hablan
de esa dama,
información,
la llaman un básico derecho,
pero las imprentas han cerrado
por defunción
y ahora aguardan
riguroso luto para honrar a su muerto.

viernes, 3 de agosto de 2018

Psico-ilógico

Alego
únicamente hallar cobijo 
en la cordillera
por la que se trepa una cadera
en dirección correcta,
pero sin sentido.

Te quiero,
susurro casi sin oxígeno
a tu oído,
con la voz afónica
de tanto ruido en los míos.

Miro
a través de tus pupilas
y la gama emocional de mi interior
no puede contenerse
en un abanico.

Ahora mi mundo
contenido en mis delirios,
impulsado por el pulsátil ritmo
marcado en tus latidos.

Miro mientras todos duermen,
en lucha con estas vendas,
te pregunto:
¿puedes verme?

Despierto
mediante movimientos persitálticos
al vomitar el mundo
con la mirada
desde dentro.

Escucho atentamente
la mayor diversidad
de discursos
cuando entremedia camaderia
y complicidad.

De la que empuja los labios
y enfurece el corazón,
cuando la audición
recibe discursos que profesan 
libertad,
hacen alarde de la individual,
pensando que están fuera,
pero son los más esclavos.

Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...