No quiero pensar,
los párpados cerrados
transparentan miradas
cuyos ojos
diluvian sobre unas vestiduras ajadas
que camuflan un delito
que enuncio en espiral
como
"yo, evito".
Me enfrento
al coraje
de no ser nadie,
con la firmeza de la decisión,
de emprender la ruta
hacia ninguna parte,
"no puedo olvidar"
-me digo.
No voy a hablar más,
me haré soberano de mi silencio
para no volver a ser esclavo de un beso
o de un te quiero.
Yo me encargaré de los disparos a bocajarro,
de la autodestrucción
y la limpieza de la cicuta
en otro momento.
Si te soy sincero,
habré escuchado muchas veces
la sinfonía de arrepentimiento,
enunciada como
"lo siento",
pero no me lo creo.
domingo, 23 de diciembre de 2018
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Ateo del perdón
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