Puedo estar ocioso pero nunca relajado, pues una noche tras otra dando vueltas por mis circunvalaciones está ese sueño preso de un régimen de perpetuo mimo pero con el que no me reconcilio.
Flotando por mis arterias siento un río de agonías que dejan el rocío de mis párpados regando una almohada que no florece.
Mis pies son plomo abrasivo que no me deja tocar el suelo y mis manos han temblado por ese frío dejado por la ausencia de un beso que cure esta piel que no sirve de abrigo.
Este corazón no late por las noches, se duerme sin mi permiso y mi último aliento resuena en mi cabeza como un grito.
Cansado me dejo caer en espiral al centro del huracán de como quien cansado de la guerra mental se rinde sin haber contemplado pedir auxilio.
Pero por las mañanas, cuando en mis ojos amaneces, me aferro a ese horizonte, enloquecido y sin voz, sigo haciendo camino.
Hans Loup
lunes, 12 de noviembre de 2018
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Ateo del perdón
No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...
-
No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...
-
El vaso de agua, ¿medio lleno o medio vacío? Un punto de vista que no variará con el tiempo ni la circunstancia. El que lo vea medio vacío ...
-
Hoy no puedo hablar de ti, puesto que no estoy contigo. Tampoco puedo hablar de mí -pues yo s...