martes, 18 de diciembre de 2012

Herida mal desinfectada.

Sangre a borbotones, sangre que no cesa, sangre descolorida, sangre que quema al rozar la piel, sangre cuya perdida son lágrimas.

Nueva herida y nueva zona a cicatrizar, nueva tarea, nuevo lugar de desinfección. Pero, no para de sangrar, no paro de llorar y no paro de tener el corazón en un puño. Fallo mío si, pues pasar un bache solo es imposible, no, imposible no, muy difícil y el resultado no es el mismo. Si lo superas solo es porque nadie te ha ayudado, entonces desconfiarás hasta de ti mismo. Nunca solo, acompañate de algo para calmar tus heridas, para amainar los golpes, para amenizar las caidas y para facilitar el levantarse, para hacer de lo complicado sencillo, para cuidar tus infecciones y sanarlas.

Deshidratación por lagrimear, deshidratación por una mala desinfección. Una vez cesan las lágrimas estas secarán y te dejaran el rostro áspero, con una sonrisa sincera la piel volverá a su estado normal, a su suave tacto. Si no, serás una estrella que no brilla, una nube que se queda sin hacer llover, una caja vacía.

Cura tus heridas y ciérralas, nunca solo, desinféctalas.

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