Hace ya tiempo que decidí vivir como un funambulista de circo. Haciendo equilibrios sobre una fina cuerda, solo que sin red debajo, solo el vacío. Hace tiempo que caminar sobre la cuerda, personalmente tengo la mejor cuerda sobre la que caminar, se convirtió en encontrar la proporción perfecta entre bien y mal, entre día y noche, entre risas y lágrimas, entre verdades y mentiras. Equilibrio a fin de cuentas, para evitar caer al vacío y perderse. Para no caerse y olvidarse. Para no encogerse y lamentarse. Sigo caminando día a día, equilibrio, en esta cuerda, a veces flaqueo, culpa mía siempre, ladeo a un lado y otro. Me inclino más de la cuenta y parece que este equilibrio cesa.
Hay días en los que no paro, corro por la cuerda sin ningún miedo, con confianza en mi mismo, salto, corro e incluso hago piruetas. Otros días sin embargo me mantengo quieto, por el miedo a al hacer el mínimo ápice de movimientos y caerse. Ya no hay vuelta atrás, decidí dejarlo todo atrás para vivir de funambulista, es mi vida, esta cuerda y el equilibrio. Aguantar los ladeos, los vientos que traten de desequilibrarme, los temblores de mis piernas, aguantar, permanecer en equilibrio.
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