Búscame por los vacíos,
por los precipicios mas bien,
de ambos lados de la cama
y vigila bien mi mano,
no vaya a ser que por desgracia,
al suelo caiga.
Mírame bajando por tu espalda
disfrutar de cada curva,
para precipitarme a tu cintura,
perderme entre tus piernas;
que no desistan tus ganas
de morder con fuerza mis ansias.
Acompáñame con rabia,
rasgando los límites de mi espalda,
que sea yo tu obra abstracta,
o tu prosa desquiciada,
para así ser tú
mi mejor obra inacabada.
Por último, déjame terminar
precipitándome a tus caderas,
y mordiéndote
mucho más allá del alma,
cerrándote las heridas,
solo con amor, y saliva.
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