lunes, 20 de mayo de 2013

Precipitación a tus caderas

Búscame por los vacíos,
por los precipicios mas bien,
de ambos lados de la cama
y vigila bien mi mano,
no vaya a ser que por desgracia,
al suelo caiga.

Mírame bajando por tu espalda
disfrutar de cada curva,
para precipitarme a tu cintura,
perderme entre tus piernas;
que no desistan tus ganas
de morder con fuerza mis ansias.

Acompáñame con rabia,
rasgando los límites de mi espalda,
que sea yo tu obra abstracta,
o tu prosa desquiciada,
para así ser tú
mi mejor obra inacabada.

Por último, déjame terminar
precipitándome a tus caderas,
y mordiéndote
mucho más allá del alma,
cerrándote las heridas,
solo con amor, y saliva.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ateo del perdón

No quiero pensar, los párpados cerrados transparentan miradas cuyos ojos diluvian sobre unas vestiduras ajadas que camuflan un delito ...