domingo, 2 de febrero de 2014

Días sin ti

Hoy no puedo hablar de ti, puesto que no estoy contigo.
Tampoco puedo hablar de mí
                                             -pues yo soy cuando contigo existo-.
Hoy solamente puedo hablar de los días que como hoy, paso solitario, presa del olvido.

Hay días, algunos días sin nombre ni tiempo, donde el espacio y el entorno que te rodea no está hecho a tu medida, o bien por exceso, o bien por estar apretándote el cuello.
Hay días de beber, de ahogarse en una copa vacía que una vez tras otra no dejas de beber. Éstos días preceden a días de resaca. palidez y ojeras, de vomitar en la cara de cualquier sistema, de no querer ser partícipe de la vida, ridículo juego de mesa.
Hay días de coma en cama, de mañanas pesadas con la carga y el lastre de que tampoco mañana será un día digno de vivir.
Hay días donde el suicidio me parece lo mejor que beberme de una taza.
Hay días donde la esquizofrenia diagnostica a modo de máscara la realidad de lo que soy, el animal que algún día aullará desde mi espalda, que me dominará sacando los afilados colmillos.
Hay días en los que simplemente me inunda la impotencia y la rabia, también los hay en los que te confundo, en los que una distancia minimalista nos separa, y no podemos permitirlo.
Hay días donde pienso que quizá sea de otra raza.
Hay días donde los ojos que querían ser verdes se vuelven más oscuros que nunca para no brillar llorando.
Hay días donde no sé sonreír, quizá porque nunca he sabido.

Hoy no sé que día es, pero estoy seguro de que contigo, ni suicidio ni lágrimas ni olvido.
Aunque lo de beber y tener resaca contigo, lo hacemos cuando quieras.

1 comentario:

  1. Aguanta. Intenta que todos los días sean dignos de vivir, por lo menos los tuyos. Aunque sea por culpa de algo, un detalle insignificante para otros, algo muy pequeñito lo que te haga seguir adelante.
    "La sociedad es una raza loca" y muchos llevan el término de la locura a la destrucción en cadena, con lo bien que les sienta a algunas personas esa ligera y natural locura para vivir. A ti, por ejemplo.

    Hay días (con sus noches) en las que hasta la piel nos sobra, por muchos motivos, algunos inexplicables. Y ésto es algo que seguramente ya te habré dicho pero es así. Y entonces tú te vuelves ventana entre cuatro paredes y oscuridad. Ventana, con todo lo que eso implica.

    Y, ah, así, como quien quiere la cosa. No sé cuando pero, unas cervezas COMO MÍNIMO nos debemos, ya lo sabes.

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