viernes, 30 de noviembre de 2012

Donde sople el viento.

Veleta que gira
unas veces con fuerza
otras con delicadeza
veleta que guía.

Las corrientes son grandes incentivos en nuestra sociedad. Las personas nunca cambian dicen unos, el tiempo cambia a las personas dicen otros. Pues las personas ni son inmutables ni cambian con el tiempo. Equilibrio, imperfecto, equitativo, injusto quizá, equilibrio a fin de cuentas. Las personas son como veletas, según donde sople la masa de viento, ahí apuntaremos, ahí nos colocaremos, en ese lugar sobreviviremos.

Pero, ¿y si no todas las personas son veletas? ¿Y si hay personas cuyos cimientos son fijos y no cambian totalmente en función del momento y la circunstancia? Ojalá existan, seguro que existen. No, no existen, quién sabe.

A fin de cuentas, todo se reduce a los objetivos, a las metas, a los retos que la persona, veleta o fija se plantee.

No importan los medios, solo el fin. Donde sople el viento, por favor. Donde me lleven las masas, por favor, donde no me pille la avalancha por favor. Donde no sople el viento, donde no haya veletas.

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