jueves, 29 de noviembre de 2012

La vida, un pulso.

La vida es como un pulso, dura constante, y siempre alerta, pues en cualquier momento te puede tumbar

- Por favor, un poco de atención, pidió el maestro. Hoy no voy a daros clase ni os voy a explicar física cuántica ni teoría de cuerdas.

Se detuvo un instante, los alumnos, atónitos, con los ojos como platos antendían al discurso de su profesor, que aquella mañana venía desarreglado, algo poco habitual en el, pantalon roto, camiseta con manchas de lejía, barba de tres días tras el fin de semana y el pelo sin forma alguna.

- Bien, continuaré, como podreis observar en mi aspecto, he sufrido un revés de la vida. Una hostia por girar con demasiado fuerte, porque mis ganas no fueran las ganas de otros, una patada de las de quedarte sangrando por la boca y estar tirado en el suelo. ¿A qué viene todo esto? Eso no importa, mis reveses poco importan. Pero si lo que os voy a decir a continuación.
(Se metio las manos en los bolsillos y se sento sobre su mesa cual adolescente en un interclase)
Luchar, creer, ser constantes, pues la vida es un pulso, comienzas con muchas ganas y fuerza, pero acabas flaqueando. Ni un instante para relajarte, pues la vida, es un pulso, una carrera a contrareloj en la que el tiempo corre siempre en tu contra.

Tras estas palabras, el profesor cogio su chaqueta y se fue. Poco su sabe del destino del mismo, pero si que su enseñanza de aquel día caló a sus alumnos.

Piénsalo, se constante, ten ímpetu en este pulso constante que es la vida. No desistas ni flaquees.

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