Íncale el diente a tu sentimiento, al que hoy por hoy, es tu comida. No dejes de tener hambre y pide siempre más y más. Rózame con tus ganas para que un escalofrío de esperanza me recorra la espalda. Simplemente haz que mis esposas desaparezcan por arte de magia. Que como un león salga de mi jaula, y que llegue a hacer estragos en tu cama. Pero antes, vive un preuludio vampiresco en cada beso, mordiendome en los labios, y por supuesto, en el cuello. Que entre caricia y caricia muestres tu avaricia, tus ganas de ver brillar mi sonrisa. Mi voracidad por ley y religión, mi hambre y ganas de devorarte como reto y ambición. Quiero que llenes los espacios en blanco de mi espalda sin censura. Que con tu lengua dibujes y escribas por mi cuerpo, que hagas de mi un Picasso. Que tus ojos no se callen, que me hablen gozosos de ternura, que a gritos sin querer pidan de mis brazos, ayuda. Ayúdame pues floto en nubes y fantasias que dilatan mis pupilas, pues mi única droga es besarte día a día. No pidas perdon si muerdes, desátate y con fuerza, rásgame. Sácame tus garras, felinas. Clávame tus zarpas, crea heridas. Cúramelas luego, entre whisky y saliva. Entre velas olor a vainilla, entre sábanas que secretos escondían.
domingo, 3 de marzo de 2013
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