El mundo no se ha acabado y aún así tú, ya no estás de mi lado.
El invierno ya ha arrasado con el calendario, y tú por aquí, no has pasado.
El olvido ha recordado que me obviaste, y ni por esas me has llamado.
Y dime, ¿dónde te has metido ahora, que ni señales de humo me mandas?
Las nubes transparentan, ya no tienen ese olor a
Las lluvias ya no mojan, oxidan las cadenas.
Tampoco hay descanso en las colinas, solo un perro herido, al que no auxilias.
Y oye, ¿por qué has presumido de humo, que al final como tú, se ha esfumado?
Naufrago de mil islas desiertas, y en ninguna has decidido presentarte.
Ni si quiera has querido recordarme, ni presente, ni pasado, ni mirar hacia adelante.
No quedan resquicios de tus ganas de devorarme, solo tienes unas cuantas de matarme.
Y al final has conseguido abrir heridas, y lo peor, dirás que son culpa mía.
''Tal vez un S.O.S bien grande, una forma de alarmarte, si esto no funciona, adiós, punto y aparte.''
"Naufrago de mil islas desiertas, y en ninguna has decidido presentarte". Toda la vida viviendo en la misma estación donde siempre es invierno y rara vez algún domingo el sol trae calor de verano, o cualquier día.
ResponderEliminarCuando le abrimos las heridas antes que las piernas a ese golpe de suerte en persona, cuando entra dentro de nosotros creyendo que va a curarnos y se queda en un vago intento, la salida hacia la superficie de nuestra propia piel nos deja la infección del recuerdo que el tiempo tarda en curar.
Es precioso, aunque triste, pero precioso.