Padre nuestro, y de todos ellos.
De los desesperados, de los ilusamente esperanzados.
De los felices, de los que no lo son tanto.
Padre de todos los que sufren daño.
De los melancólicos, de los enamorados.
De los buenos, de los (in)justos y de los malvados.
De los tontos, de los desgraciados, de los sin techo y de los afortunados.
No dejes que sigamos cayendo en picado.
Padre de las prostitutas, de los delincuentes, de los encarcelados.
De los políticos mediocres, padre, madre o ente de los borrachos.
¿Por qué dejas que sigamos matando?
Padre de los ateos, de los cristianos, de los judíos y de los musulmanes.
De los hindúes, de los que rezan callando.
Haz que haya un motivo para creer, todos cogidos de la mano.
Padre del lugar llamado mundo.
Dios sin género ni nación.
Quítanos los excesos, déjanos con nuestros defectos.
Déjanos morir en sexo.
Que yo, sólo quiero creer en esto.
Olvidándonos del resto.
Dejándonos llevar.
Sólo quiero eso.
sábado, 2 de noviembre de 2013
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