sábado, 19 de julio de 2014

Autobiografía

Nunca he tenido capacidad, ni fuerza de voluntad para salir adelante de los problemas. Me ahogo en un vaso de agua que siempre está medio vacío. Soy realista, aunque en términos filosóficos soy tachado de pesimista. Estoy en eterno conflicto conmigo mismo, entre las pérdidas y las cosas que no he conseguido, entre las decepciones y las esperanzas difuminadas con el paso del tiempo.

Soy ciudadano de un lugar llamado mundo, como dice ese anuncio. Uno más de miles. Nada me diferencia, nada me desmarca, nada me salva. Soy el grano de arena que ni hace granero, ni ayuda al compañero. Como ya dije soy realista, y no creo en la individualidad, nuestra autoconciencia ha sido la mayor mentira. Fraguamos batalla por realizarnos y a través de lo sensitivo y de lo intelectivo buscar nuestro yo.

Cuando en realidad nadie es nadie.

Me emborracho algunos jueves a partir del mediodía y nadie puede cortarme eso, es mi día libre y así quiero pasarlo, que se pase ya, que estoy cansado.

No duermo, me paso las noches soñando, a sabiendas de qué es real y qué no. Las visiones decrecen junto con la impureza de mi corazón, las alucinaciones las anoto en mi diario de desvaríos que tiene más borrones que sentimientos.
''¡Es horrible todo eso que dices!''

Ahora que he recuperado mi naturaleza difícilmente voy a parar.

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