Un ojo sigue al otro,
ambos se cierran
y su mente
vuela
con Morfeo
en un mundo que,
como el que deja,
es todo suyo.
Una respiración
que se acompasa,
una inspiración prolongada
que abre una espiración
tranquila,
Sus brazos me rodean,
y el mundo está conmigo.
Sus labios me hablan a mí,
y el mundo es bueno.
Sus sonrisas son mías,
y las puertas se abren
sin necesidad de ventanas.
Sus ojos me miran,
y la luz gana.
Sus palabras son buenas,
y la sociedad se desvanece.
Sus gestos son honestos,
y mis enemigos desaparecen.
Su lápiz crea arte,
y mi sangre se cree poesía.
Sus manos hacen música,
y las mías creen que saben dar caricias.
Su mirada me guía,
y yo estoy convencido de conocer mi destino.
La verdad es que sin ella,
mis manos tiemblan
y no saben estar desarmadas,
mi destino es equivocado sin importar direcciones,
mi tinta no hace más que el ridículo,
mis enemigos son incontables,
y la sociedad no es más que el enemigo
con el odio por estandarte.
Por suerte,
estoy de su parte.
sábado, 10 de diciembre de 2016
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