Siento
un temblor interno
que no cesa,
el alcohol
no me besa
ya no hay
salidas de emergencia.
Mi cuerpo es la prisión de mi alma.
Pienso
en exceso(s)
que causan terremotos
en mi corazón
y réplicas
en mi cabeza.
Mis horizontes son teleológicos.
Existo
en un vacío
sordo,
de dolor mudo
que grita
sin pulmones.
He caido en un limbo del que no quiero salir.
Me miento
unas tres veces al día
mientras me ahogo
en sangre de cobarde
y doy respuesta
a las fantasías fariseas
de mi conciencia.
Lloro lágrimas sin sollozos con los pulmones llenos de humo.
miércoles, 3 de mayo de 2017
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