Cuando el ocaso
anuncie
el final del verano,
me iré.
La necesidad
de caminar en círculos,
evolucionando por la vida
llevado por las luces
y enmudecido por los ruidos
de este rodeo.
Abandonaré la fortuna
a la estadística,
y mi voz
será invisible a los oídos
en esta era
de carnaval.
Me cubriré de un manto
de tinta,
papel
y letras
en aras de hacer
un pequeño ejercicio
de poesía.
Me iré
hasta que vuelva a sentir
ese aliento,
y esa piel
que congela el tiempo.
Me iré hasta entonces,
¿volveré? No lo sé.
domingo, 19 de agosto de 2018
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