domingo, 16 de septiembre de 2012

Sueño difuminado


Corazón a mil, sudor en la frente, la tensión por las nubes y la peor sensación del mundo. Eran las 3 de la madrugada y acababa de salir de un mal sueño. ¿De verdad fue un sueño? No recordaba, sueño o realidad, una vez escuché esto: ''si lo sueñas, puede hacerse realidad''. Pues le atenazaba la sensación de si en verdad había sido un sueño o una noche ya pasada tiempo atrás. Corriendo, así empezó todo, correr para salvar la vida. No escapaba de asesinos ni de un monstruo. Escapaba de si mismo, de sus propios pensamientos, de sus inquietudes, de la dura y cruda realidad. Como un corredor sin meta, un atleta sin ambición, un profesor sin alumnos que enseñar, un reloj que no da la hora, una pila que no administra energía. Totalmente inútil, sin objetivos ni metas en su vida. Solo le quedaba correr, pues así escapaba de sí mismo.

Metas, objetivos, ambiciones, sueños, todo mentiras. Un cargo en una empresa no mueve a una persona a dejarlo todo e irse a ser abogado o contable. Un verdadero luchador levanta la cabeza, mira que no tiene nada, lo asume y ve que lo que tiene es lo que quiere. Pues no hace falta nada más, solo una persona que lo cambie todo, una persona que de la tristeza te lleve a la alegría, una persona cuya ambición sea tu felicidad y cuya felicidad sea tu única meta. Una persona que cada mañana te despierte de este sueño difuminado que es la vida sin objetivos.

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